5- EL PODER TRANSFORMADOR DE LA MÚSICA.
6- FEDERICO GARCÍA LORCA Y LA MÚSICA.
7- EL RÉQUIEM DE VERDI, ¿Un Réquiem profano?
8- EL BORRADOR DEL LIENZO.
9- ELOGIO DE LA PARTITURA.
10- POR LA PUENTE JUANA y OTRAS CANCIONES.
11- MÚSICA Y ASTROFÍSICA.
12- AL PIANO (evocaciones previas a un concierto).
13- LA MÚSICA EN LA REMOTA ANTIGÜEDAD.
14- TOMAS LUIS DE VICTORIA (mis sensaciones ante su polifonía).
15- LA SINFONÍA DE LA LIBERTAD (Música y política).
16- MÚSICA Y POLÍTICA. FEDERICO GARCÍA LORCA Y MANUEL DE FALLA.
17- LA SÉPTIMA DE SHOSTAKÓVICH: LENINGRADO
18- NO HAY MÚSICA EN EL CAMPO
19- LA PATÉTICA VIDA Y MUERTE DE TCHAIKOVSKY
20- 2020 AÑO BEETHOVEN
21- HUMILDAD Y LIMITACIÓN
22- PIANO Y VIOLÍN. VIOLÍN Y PIANO
23- LUNA BLANCA
24- LOS NOMBRES DE LAS NOTAS MUSICALES

UT
QUEANT LAXIS
En la fiesta de S. Juan Bautista Himno de Vísperas |
|
Ut
queant laxis resonare fibris
mira gestorum famuli tuorum, solve polluti labii reatum. Sancte Joannes.
Nuntius celso veniens
Olympo,
te patri magnum fore nasciturum, nomen et vitae seriem gerendae ordine promit. Ille promissi dubius superni perdidit promptae modulos loquelae: sed reformasti genitus peremptae organa vocis. Ventris obstruso recubans cubili senseras Regem thalamo manentem hinc parens nati meritis uterque abdita pandit.
Sit
decus Patri, genitaeque proli,
et tibi compar utriusque virtus, Spiritus semper, Deus unus, omni temporis aevo. Amen. |
Para
que tus siervos puedan cantar las maravillas de tus hazañas,
con voz diáfana, limpia la falta de nuestro manchado labio
¡Oh San Juan!
Vino del cielo un ángel
a anunciar a tu padre la grandeza de tu nacimiento, dictándole
el nombre que deberías llevar y descubriéndole el curso de tu
destino.
Él (Zacarías) dudó de
estas promesas divinas y fue privado del uso del habla; pero
cuando naciste recobró la voz que había perdido.
Encerrado todavía en el
seno de tu madre, sentiste la presencia del Rey alojado en el
vientre virginal. Y profeta, antes de nacer, revelaste este
misterio a tus padres.
Gloria
al Padre y al Hijo por Él engendrado; gloria igual al Espíritu
Santo, que es lazo de entrambos, por todos los siglos. Amén.
|
- dur=mayor=majeur=major
- moll=menor=mineur=minor
- flat=bemol=bémol
- sharp= sostenido= dièse
La revista de historia SAPIENS publicó hace unos pocos meses un artículo de Marta Solé, periodista musical, titulado “Cuadros que suenan”. En unas breves pero ilustrativas líneas plasmó la conexión entre la música y la pintura a través de una pequeña muestra de obras pictóricas. No se limitaba a proponer un listado de cuadros de pintores famosos en los que aparecían o describían directamente escenas musicales. Proponía lecturas históricas, simbólicas y sociales a partir de las escenas representadas. De alguna manera invitaba al lector y espectador y yo diría que también oyente a integrarse en el propio cuadro: desde los ángeles músicos de la pintura religiosa hasta formar parte de una lección de música o entrar en una taberna donde se está tocando, cantando y bebiendo. El reto era atractivo. Pude adentrarme en simbolismos desconocidos y de esta manera captar con mayor profundidad el mensaje aparejado a la belleza plástica. Vale la pena hacer un breve recorrido por su contenido.
Hace referencia la autora a la frecuencia con que en la pintura barroca aparece el laúd, un instrumento de las clases acomodadas con un simbolismo asociado al sentido del oído, a la armonía, a la templanza y serenidad. Hay laúdes en “Los músicos” de Caravaggio, en el “Autorretrato tocando el laúd” de Artemisia Gentileschi. Conviene advertir, por lo demás, que la iconografía de Caravaggio en la que aparecen motivos musicales es muy amplia. También la música forma parte de su célebre claroscuro.
Velázquez se nos presenta con el cuadro “Tres músicos” o “Los músicos”. Dos hombres con instrumentos musicales cantan en tanto el tercero, el más joven de ellos, con la vihuela bajo el brazo y un vaso de vino en la mano, llama la atención del espectador con su sonrisa burlesca haciendo ver que es el vino el que inspira a los músicos.
En “El sentido del oído”, curiosa obra en la que participaron Brueghel el viejo y Rubens, se presenta una alegoría de los sentidos concretada en un gabinete de curiosidades lleno de referencias a la música y al paso del tiempo.
No podía faltar un cuadro algo posterior, “La lección de música” de Vermeer. En una habitación iluminada en pleno día, una mujer de espaldas, contra la pared del fondo, toca la espineta, mientras la escucha un hombre que se encuentra a su lado, de pie. En la tapa del instrumento puede leerse: La música es compañera de la alegría y medicina para los dolores. Toda una afirmación del valor permanente y eterno de la música.
La autora nos traslada en un enorme salto histórico al cubismo. Nos presenta el cuadro de Picasso “Los tres músicos”, cuyo titulo conecta con el anteriormente citado de Velázquez. En la escena aparecen personajes de la comedia dell arte: un Pierrot, un Arlequín. Y junto a ellos o entre ellos un clarinete, una guitarra, un pentagrama, un monje cantando. Todo un conjunto a modo de puzzle simbólico. Hay quien ha querido ver en esta obra picassiana una especie de réplica a “La lección de piano” del fauvista Matisse, donde el pintor recrea la escena de su hijo tocando el instrumento, en una instantánea cargada de una atmósfera llena de recuerdos y nostalgia.
Concluye el artículo con una referencia al cuadro de Ramón Casas, “Femme au piano”, hermosa escena plena de serenidad y elegancia. No se necesita demasiado esfuerzo para percibir una melodía (a gusto del espectador) que fluye del cuadro.
Vale la pena saborear esta especie de simbiosis fascinante entre pintura y música. El artículo referido no es sino un mínimo aperitivo de los muchísimos ejemplos que pueden aportarse.
Ramón Sabaté Ibarz
26- MÚSICA COMPROMETIDA
Hoy cumple ochenta años Raimon. Nació el dos de Diciembre de 1940, año en que “todos habíamos perdido” (¿alguien lo puede poner en duda?) dice en una enérgica canción titulada QUAN JO VAIG NÀIXER.
Aprovecho
para repasar y escuchar de nuevo sus canciones.
Presencia
decidida y potente a través de AL VENT.
Energía
transmitida (y tan necesaria hoy) en DIGUEM NO.
Lamentos
de una noche que se hacía (y se hace) demasiado larga en LA NIT. Reconocimiento
no resignado del JO VINC D’UN SILENCI con el grito incluido de que QUI PERD ELS
ORIGENS PERD L’IDENTITAT.
Reflexión
profunda sobre la vida en MENTRE S’ACOSTA LA NIT (mientras se aproxima la
noche) de la que no puedo dejar de copiar estas palabras cargadas de realismo:
“AMB MÉS RECORDS QUE PROJECTES / AMB MÉS PASSAT QUE FUTUR/, AMB UN PRESENT
PRIM, COM SEMPRE/, AMB UNA VIDA QUE FUIG,/DES D’AMPLES INDRETS D’OBLIT VENEN
CARES ESTIMADES/, MIRADES QUE M’HAN MIRAT/, LES BOQUES QUE M’HAN PARLAT/, LES
VEUS QUE M’ACOMPANYAVEN”.
Propuesta de magníficas simbiosis con la poesía: Joan de Timoneda, Ausias March, Salvador Espriu (qué bellos los poemas INDESINENTER y HE MIRAT AQUESTA TERRA).
Sí. Raimon. Símbolo viviente y permanente de los últimos sesenta años de la historia española. Recuerdo aquellos recitales (años 70) bajo la censura y la policía en las calles. Recuerdo aquellas sensaciones de energía y de impulso para la lucha en busca de la democracia y la libertad. Su voz era un grito claro y limpio. Recuerdo el inmenso disfrute emocionado que supuso para mi asistir en el Palau de la música catalana a su último recital hace bien pocos años.
Y
me pregunto: ¿y ahora? Creo que la respuesta me la ofrece el propio Raimon:
L’UNICA SEGURETAT, L’ARRELAMENT DELS MEUS DUBTES.
Sí,
amigo Raimon, puede que tengas razón visto lo visto o visto lo que quieren que
veamos: LA ÚNICA SEGURIDAD, EL ENRAIZAMIENTO DE MIS DUDAS. Me recuerda las
palabras de su canción tomadas de Ausias
March (Veles e vents): CAMINS DUBTOSOS PER LA MAR.
Y
cierro el día con una luz de esperanza que oigo en PARLANT-ME DE TU: Si vols futur, t'ompliré
d'esperances.
27- LA DÉCIMA DE BEETHOVEN
Según los expertos especialistas en Beethoven, éste dejó empezada una sinfonía que de haberse terminado hubiera sido la décima. Sobre estos compases y manuscritos genuinos del inabarcable músico de Bonn ahora la “inteligencia artificial” comandada por expertos informáticos y musicólogos han terminado de construir o de reconstruir esta obra. Tan es así que se va a estrenar próximamente bajo la dirección de Dirk Kafthan.
Me imagino la inmensa tarea que han tenido por delante. Considero sobre todo las dificultades que habrán tenido que solventar los autores. Ya no sólo las técnicas, probablemente las menos difíciles, sino las derivadas directamente de la propia creación musical. A mí me habrían asaltado continuamente miles de interrogantes tales como los siguientes: ¿lo habría querido y creado así el maestro? ¿sería de su agrado? ¿dónde llega su espíritu musical y empieza mi subjetividad? Me temo que nunca sabremos la respuesta. Y además me corroería la conciencia una duda permanente: ¿no será que tengo un punto de arrogancia sospechosa que se atreve a acercarse al inmenso caudal musical del maestro de maestros?
Toda creación musical (como todas las creaciones artísticas por otro lado) nace fruto no sólo de un talento concreto, sino de un momento vital e histórico del artista creador. Por mucho que se conozca la historia y por muy aproximada que sea la percepción de cómo era Beethoven en aquellos momentos específicos de su vida, ¿cómo puede saberse cuál era su momento personal concreto que le hubiera llevado (o no) o terminar la obra comenzada? ¿Puede un ordenador “ordenar” la creatividad inmensa de un talento tan exuberante y rico como el de Beethoven? ¿Puede sentir sus mismas sensaciones, vivir sus vivencias, experimentar las emociones, reproducir los estados anímicos concretos que, para bien y para mal, le configuran en cada uno de los momentos creativos? ¿Puede una máquina sustituir la capacidad creadora humana que puede pasar de lo más previsible a lo más rompedor, insospechado y genial?
Aseguran quienes han trabajado en ello que conforme avanzaban en la obra, para cada compás esa llamada inteligencia artificial ofrecía entre 20 y 100 versiones posibles y que muchas de ellas les parecían plausibles. No quiero ni suponer los quebraderos de cabeza para escoger una versión determinada (que además determina todas las siguientes) y la ardua tarea de consensuarla entre todos los expertos.
Escucharé cuando tenga la oportunidad esta
obra, aunque confieso que muy condicionado por las palabras ficción y
suposición. Y, desde luego, siempre habrá una brecha evidente entre las
genuinas obras sinfónicas beethovenianas y esa llamada “décima” que no dejará
de ser algo digamos postizo. Todavía me encuentro entre los que consideran que
ninguna inteligencia artificial podrá aportar el grado de sensibilidad, emoción
y pasión que nacieron de la mente privilegiada del gran maestro de Bonn.
Todavía soy de los que piensan que la música no puede nacer más que de la
sensibilidad e inteligencia humana. Y, por supuesto, de los que creen que
ninguna técnica podrá jamás enmendarle la plana al misterio siempre profundo e
insondable de la música transmitida por un genio, gloria y estandarte de la
humanidad, como fue Ludwig van Beethoven.
Ramón
Sabaté Ibarz
28- MÚSICA DEMOCRATIZADA: DERECHO Y PRIVILEGIO
¿Cuántas oportunidades tenían nuestros
antepasados de escuchar las grandes obras de nuestra música clásica? Constato
en primer lugar el hecho realmente cierto de que se trataba de una música a la
que sólo tenían acceso las clases más acomodadas de la sociedad. Durante siglos
y siglos sólo la realeza, los aristócratas y los círculos de jerarquías eclesiásticas
podían permitirse el lujo de acceder a la interpretación y escucha de las obras
señeras de nuestra música.
¿Significaba tal cosa que el pueblo llano estaba
cercano al analfabetismo musical? En modo alguno. El pueblo creaba y poseía un
gran tesoro: las melodías, las danzas, los cantares que paulatinamente y casi
siempre de forma anónima iban calando en los distintos ámbitos de la vida.
Temas eternos como el amor, las labores agrícolas o expresiones religiosas de
diverso alcance conformaban repertorios riquísimos que simultaneaban sencillez
con una calidad latente envidiable.
Sin embargo, la llamada “alta música” seguía muy
fuera del alcance de la inmensa mayoría de la población. El florecimiento
económico de la burguesía supuso un paso “desaristocratizador” de la música.
Surgieron salones musicales, veladas, teatros donde la música iba expandiéndose
y saliendo de los límites cerrados de las cortes reales y círculos
eclesiásticos. Pero no dejaba de estar en manos de ciertas élites singulares.
Incluso los mejores aficionados de clases bien
acomodadas tenían muy poco acceso a las audiciones musicales. Hasta finales del
siglo XIX, a título de ejemplo, las posibilidades de que un aficionado tenía de
escuchar, a título de ejemplo, una sinfonía de Beethoven se reducían como
máximo a dos o tres veces en la vida. Fueron las invenciones sonoras las que
favorecieron un mayor y más frecuente disfrute musical de las grandes obras y
de los grandes autores.
Hoy nos parece todo esto increíble cuando con un
simple “clic” tenemos a nuestro alcance la posibilidad de escuchar en cualquier
momento y hora la obra musical que nos apetezca.
Desde luego, con respecto a nuestros antepasados
hemos pasado a ser unos privilegiados dado que el acceso a la cultura (un
derecho inalienable sin duda) y a la música más en concreto se ha
universalizado.
Gallo de otro cantar es la educación musical imperante
o la consideración que de la cultura y de la música se tiene en nuestra
sociedad. Mucho habría también que hablar sobre las gestiones culturales de
nuestras administraciones. Y nada digamos de nuestros auditorios y teatros de
ópera a los que no acaba de llegar como debiera esa universalización
democratizadora. En ese caso la palabra privilegio adquiere unos sentidos no
precisamente positivos.
Ramón Sabaté Ibarz
29- BARENBOIM, UNA VEZ MÁS
El semanario “El Cultural” publica (8 Noviembre 2021) una entrevista con Daniel Barenboim de cuyo contenido vale la pena realizar un extracto. Tiene interés y aporta algunas ideas muy interesantes para los amantes del mundo de la música en general, y muy especialmente para los amantes de la música clásica.
A sus ochenta años cree que “la música no entiende de años, siempre es joven, siempre rejuvenece, nunca envejece”. Efectivamente, está en la línea de los que pensamos que la música forma como un mundo aparte que siempre aporta algo nuevo, siempre dice cosas nuevas, siempre hace aflorar sentimientos insospechados.
Hace hincapié en una faceta de la música hoy muy en boga como es la de ser una palanca de cambio social, de intento de mejora del mundo, de portadora de paz y convivencia. Y se lamenta de que la cultura, y dentro de ella la música, haya perdido importancia en la sociedad. “No hay educación musical”, afirma, “no hay verdadera educación musical en las escuelas”. Y lo malo es que tal situación no es “por un problema económico….es que los políticos, en su gran mayoría, no se interesan por la cultura en general, y por la música en particular. Las dejan de lado. No se ofrece esta formación porque no se le da importancia”.
A Barenboim se le nota desencantado por esta dejación de los poderes públicos. “Lo que hacemos, dice, se comunica con un porcentaje muy pequeño de la sociedad”.
En efecto, quienes frecuentamos auditorios y conciertos creemos que nuestra disposición hacia la música es amplia y general en la sociedad, y no es así. No dejamos de ser una minoría, un reducto, una parte muy reducida de la sociedad. Y eso es preocupante de cara al futuro.
Tampoco se hace ilusiones el maestro en cuanto a la repercusión que pueda tener la música en la resolución del conflicto palestino-israelí en el que ha puesto mucha esperanza y mucha acción con la creación, junto al intelectual palestino Edward Said de la orquesta West-Eastern Divan en 1999, sentando junto a jóvenes músicos israelíes y árabes a la vista de la actuación persistente de la evolución política del atávico conflicto. Sin embargo sigue trabajando con el proyecto.
Es muy interesante además la reflexión que hace sobre la propia esencia de la música, dejada demasiadas veces en las manos de la simple intuición. Considero muy profundo su pensamiento centrado en que “la música se debe pensar. Es indispensable pensar en y con la música. La intuición no es suficiente. Su constancia y esfuerzo le ennoblecen.
Está centrado en estos momentos en unos conciertos programados para este otoño con la Staatskapelle berlinesa centrados en la música alemana del siglo XIX. Beethoven, Schubert, Schumann y Brahms. Sus apreciaciones son un buen resumen del hilo conductor entre estos capitales autores musicales. Considera a Schumann como el compositor que liga a Beethoven con Wagner. Todo un reto y una invitación a deleitarnos con las obras de estos auténticos pilares fundamentales de la música europea.
Y da a conocer un anuncio que todos esperamos al llegar estas fechas: va a ser quien dirija el próximo tradicional concierto de Año Nuevo desde Viena. No quiere adelantar sorpresas al respecto. Esperaremos con ansia el acontecimiento.
Barenboim, pianista o director, desde el teclado, con la batuta o con la palabra, nunca defrauda.
Ramón Sabaté Ibarz
30. HOMO MUSICALIS
Acabo de leer un artículo en un suplemento de la revista MUY
INTERESANTE dedicado al paleoarte. Ya la lectura del título me
ha atraído desde el principio: “Llamadme Homo musicalis”. La
firma es de la periodista científica Elena Sanz.
Plantea la autora atrevidamente la inexactitud del aserto
evangélico joánico: “en el principio era la palabra”. Y sostiene
que desde la paleoantropología sería más exacto decir que “en el
principio era la música” porque “antes de que las primeras
palabras asomaran a nuestros labios nos comunicábamos
probablemente con murmullos melódicos, musicales”. La palabra
vendría después.
¿De qué incipiente música estaríamos hablando? Probablemente
de sonidos que eran capaces de transmitir y de comunicar algún
tipo de emoción, capaz por ejemplo de consolar a un niño,
cohesionar un grupo social o familiar o encontrar pareja.
No existe grupo humano, dice la autora, por aislado que esté, que
no haya producido algún tipo de música. Ésta aparece como
“pegamento social” asociándose sobre todo a contextos culturales
tales como el cuidado de la infancia (canciones de cuna, juegos y
danzas infantiles), la sanación, la danza, el amor, el culto a los
muertos, la guerra, la caza, la agricultura, rituales varios asociados
al discurrir de los diversos ciclos naturales.
La voz humana y la percusión serían con toda probabilidad las
primeras manifestaciones de expresión musical: el golpeo rítmico
del suelo con los pies o manos o con algún objeto, palmadas
acompasadas sobre las propias piernas. Y evidentemente, la voz,
disponible antes de que fuéramos capaces de fabricar
instrumentos.
De gran hondura social y antropológica es el hecho de que ya
desde nuestros antepasados habitantes en cavernas y cuevas, la
música compartida nos ha ayudado a cohesionar grupos, a trabajar
mejor en equipo y probablemente también a defender mejor
nuestros territorios.
Pruebas materiales evidentes de todo ello han sido y son los
descubrimientos de instrumentos que requirieron ya de una
tecnología y de unos conocimientos musicales de complejidad
elevada: una flauta de marfil de unos 35000 años de antigüedad,
conchas marinas manipuladas para producir sonidos,
visibilización de instrumentos y danzas en pinturas rupestres,
huesos planos con algún agujero para producir sonidos, huesos de
buitre de unos veinte centímetros de longitud con pequeños
orificios y una muesca en uno de sus extremos. Añadamos a ello
los litófonos neolíticos.
No sería exagerado pensar la atracción que sentiría tal “homo
musicalis” al escuchar los cantos de los pájaros, el arrullo de las
aguas, el sonido de un trueno, el batido de las alas de las aves, el
amplio abanico de los sonidos emitidos por las diferentes especies
de animales, sus pisadas rítmicas, el rumor de las ramas de los
árboles, el chasquido de objetos estrellados contra el suelo, el
zumbido de las abejas, el sonido rítmico de una honda al lanzar
piedras en las cacerías o en los combates. Todo ello, rudimentos y
poderosos estímulos musicales.
¿Cuándo se pudo pasar a expresar en una partitura algo tan
abstracto e inmaterial como la música? Por lo que sabemos la
partitura más antigua encontrada hasta el día de hoy es la de un
himno religioso de un pueblo mesopotámico hoy ya transcrito.
Sabemos el nombre del compositor, un escriba llamado
Hammurapi que vivió hace unos 3400 años. Pero lo más
asombroso es que esta misma pieza contiene instrucciones para
afinar una especie de arpa o lira de nueve cuerdas denominada
“sammum”. Todo ello presupone conocimientos no fáciles de
armonía y del concepto de escala diatónica.
Apasionante aproximación a los inicios del misterio musical
integrado en la propia esencia humana desde los propios inicios
de la especie humana. Misterio inexpresable e indefinible.
Ramón Sabaté Ibarz
31- LA MÚSICA Y LA VOZ HUMANA
Xarim Aresté es un conocido cantautor y
guitarrista catalán, nacido en Flix (Tarragona). Comparto con él lugar de
nacimiento aunque no le conozco más que por imágenes televisivas. Nada tendrá
que ver la afinidad de origen, pero me interesan mucho sus opiniones sobre la
música y siempre que tengo ocasión le sigo con atención sus declaraciones.
Sólo hace unas pocas semanas le leí lo siguiente
en una entrevista que publicaba el diario La Vanguardia [1]:
“Lo que más conmueve en el mundo es la voz
humana, luego quizás el chelo porque se parece a ella, o los vientos. Pero con
una maquinita, por mucho que se esfuerce, no hay empatía, es imposible”.
Leer y escuchar que la voz humana es la primera
potencia emocional humana y hacerlo desde experiencias contínuas vitales de
prácticas de música coral como es mi caso, he de confesar que me produjo un
altísimo grado de satisfacción. La voz humana, en efecto, es el instrumento más
poderoso, es el medio que transpira con mayor sinceridad el misterio de la
música. Lo que dice Aresté tiene un altísimo grado de credibilidad y en ello se
apoya para lamentarse, como nos lamentamos todos, del alto grado de
deshumanización que se está introduciendo, también en la música, con la
desmesurada tecnología.
Dice además Aresté: “el arte es pura sensación y
por eso la música es tan potente, porque derriba todos los límites mentales,
que al fin y al cabo son relativos, son ilusorios”. En efecto, la música
traspasa los límites mentales y se convierte en inabarcable, inasible,
innombrable, indescriptible. Cuando la encorsetamos y la tecnologizamos, cuando
la explicamos, la falsificamos.
Y en eso y por eso, la voz humana, la pureza de la voz humana debe preservarse y cuidarse a toda costa. De lo contrario, corremos el riesgo de que pierda fuerza comunicativa y, desde luego, conmovedora.
[1] Es muy recomendable leerla toda. Se publicó el 22 de Marzo de 2022.
Ramón Sabaté Ibarz.
32- SOLO E PENSOSO
Hoy casi por casualidad en una de las emisoras
que frecuento, Catalunya música, he podido escuchar el aria SOLO E PENSOSO, de
Joseph Haydn. Música compuesta sobre un soneto del Cancionero de Francesco
Petrarca.
Notas y voz excepcionales y sobrecogedoras sobre
un texto espléndido del que no me resisto a transcribir al menos el primer
cuarteto:
SOLO E PENSOSO I PIÙ DESERTI CAMPI
VO MESURANDO A PASSI TARDI E LENTI,
E GLI OCCHI PORTO PER FUGGIRE INTENTI
OVE VESTIGIO UMAN L’ARENA STAMPI
SOLO Y PENSATIVO LOS MÁS DESIERTOS CAMPOS
VOY MIDIENDO CON PASO TARDO Y LENTO,
Y LOS OJOS LLEVO, PARA HUIR, ATENTOS,
A VESTIGIO HUMANO QUE LA ARENA MARQUE.
(la traducción es de Atilio Pentimalli. Ediciones
29)
Recomiendo vivamente la escucha y la lectura de
esta amalgama maravillosa y reconfortante de poesía y música.
Confieso que he interpretado esa bendita
casualidad que me ha proporcionado el día como un auténtico mensaje balsámico
para soportar esos “los más desiertos campos” por los que transitamos.
Desiertos huérfanos de honestidad, de respeto, de
verdad, de solidaridad y de humanidad en suma. Desiertos por los que
deambulamos sin rumbo, con paso vacilante al tiempo que tardo y lento.
Desiertos en cuya arena parece que ya solo van
quedando vestigios humanos fatídicos y efímeros de los que acaso es preferible
huir. Sólo tal vez nos va a quedar el consuelo y la esperanza de que el viento
los borre y se los lleve cual fina arena inasible.
Desiertos en los que los ojos ya sólo pueden ser
instrumentos de huida salvo que bellezas misteriosas, como Petrarca y Haydn (y
tantas otras) de vez en cuando nos salgan al paso como reconfortantes oasis.
Ramón
Sabaté Ibarz
33- TULERUNT DOMINUM (Melchor Robledo). UN RECORRIDO POR EL TEXTO
TULERUNT DOMINUM MEUM son las tres primeras palabras de un texto del Evangelio de Juan relacionado con la Resurrección de Jesús de Nazaret.
Diversos compositores lo han utilizado para obras polifónicas. Citemos, por ejemplo, a Gombert, Palestrina, F. Mendelsshon y también Melchor Robedo. De este último consta una espléndida obra en el Archivo de la Catedral de La Seo de Zaragoza.
Aunque el título es el mismo, en cada autor el texto presenta variantes diferentes.
El texto utilizado por Melchor Robledo es el siguiente:
TULERUNT DOMINUM MEUM ET NESCIO UBI POSUERUNT EUM.
DICUNT EI ANGELI: MULIER, QUID PLORAS?, SURREXIT SICUT
DIXIT; PRAECEDET (sic) VOS IN GALILEAM (sic), IBI
EUM VIDEBITIS.
ALELUJA, ALELUJA, ALELUJA
SE LLEVARON A MI SEÑOR Y NO SÉ DÓNDE LO HAN
PUESTO.
LOS ÁNGELES LE DICEN: MUJER, ¿POR QUÉ LLORAS? HA
RESUCITADO TAL COMO DIJO; IRÁ DELANTE (sic) DE VOSOTROS A GALILEA, ALLÍ LE
VERÉIS.
ALELUYA, ALELUYA, ALELUYA
El redactor recoge el texto de entre varios evangelistas y para ver el entremado del mismo vale la pena recorrer el episodio de la narración:
Al alborear el primer día de la semana (domingo de Pascua en la tradición cristiana) María Magdalena se dirige al sepulcro donde habían depositado a Jesús y al llegar observa que la losa del sepulcro ha sido removida. Llena de estupor se dirige a comunicar lo que ha visto al lugar donde se encuentran Pedro y Juan con los demás discípulos y les dice:
TULERUNT DOMINUM DE MONUMENTO ET NESCIMUS UBI POSUERUNT EUM (Jn. 20,2)
SE LLEVARON AL SEÑOR Y NO SABEMOS DÓNDE LO HAN PUESTO
Cuenta el evangelista que Juan y Pedro se dirigen al sepulcro y comprueban que, efectivamente, está vacío (Jn 20, 3-10)
María regresa al sepulcro y mientras llora, observa que hay dos personajes (ángeles según Juan) y éstos le preguntan:
- ET DICUNT EI ILLI: MULIER, QUID PLORAS? (y le dicen ellos: Mujer, por qué lloras?) (Jn. 20,13a)
A lo que ella responde:
- TULERUNT DOMINUM MEUM ET NESCIO UBI POSUERUNT EUM (se llevaron a mi Señor y no sé donde lo han puesto) (Jn. 20, 13b)
Siguiendo el Evangelio de Juan, mientras esto ocurría, observa la presencia de una persona que ella identifica como un hortelano que a su vez le pregunta también:
- MULIER, QUID PLORAS?, QUEM QUAERIS? (Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? (Jn. 20, 15a)
A lo que ella responde:
- DOMINE, SI TU SUSTULISTI EUM, DICITO MIHI UBI POSUISTI EUM, ET EGO EUM TOLLAM. (Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo pusiste, y yo lo recogeré) (Jn. 20, 15b)
Al punto el supuesto hortelano le llama ¡María!. Ella reconoce la voz de Jesús y le responde: ¡Maestro!
Hasta ahí la escena narrada por Juan que como se ve es parte del texto musicalizado por Robledo.
----------------
Hay que acudir ahora al Evangelio de Mateo para completar el texto de la partitura (Mt. 28, 1-10):
Al alborear el primer día de la semana de nuevo María Magdalena, acompañada por otra maría acuden a visitar el sepulcro. Se produce en estos momentos un temblor de tierra, la losa del sepulcro se mueve y un ángel se sienta encima de ella, los centinelas quedan como muertos. El ángel comunica a las dos mujeres:
- SCIO ENIM QUOD IESUM QUI CRUCIFIXUS EST QUAERITIS. NON ES HIC: SURREXIT ENIM SICUT DIXIT…SURREXIT A MORTUIS, ET ECCE PRAECEDIT VOS IN GALILAEAM. IBI EUM VIDEBITIS. (Ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí, ha resucitado, como había dicho...Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis.) (Mt. 28, 5-7)
Se marchan las mujeres y corren a dar la noticia a los discípulos. De pronto les salió Jesús a su encuentro que les dice:
- NOLITE TIMERE; ITE, NUNTIATE FRATRIBUS MEIS UT EANT IN GALILAEAM ET IBI ME VIDEBUNT. (No temáis, id, anunciad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán) (Mt. 28,10)
-------------------------
También los evangelistas Marcos (16, 1-8) y Lucas (24, 1-11) escriben sobre este episodio aunque con variantes significativas en su relato. Encontramos expresiones paralelas a las de Mateo tales como:
SURREXIT, NON EST HIC; ECCE LOCUS UBI POSUERUNT EUM (Mc. 16,6) (Resucitó, no está aquí; este es el lugar donde lo pusieron)
PRAECEDIT VOS IN GALILAEAM (Mc. 16,7) (Va delante de vosotros a Galilea).
Ramón Sabaté Ibarz
34- EL MILAGRO SE LLAMA JUAN SEBASTIÁN BACH
“J.
S. Bach és un miracle”. Pau Casals dixit. Pues bien, creo en tal milagro.
Me
programé hace unas semanas unas buenas dosis de lectura y música bachiana.
Con
indisimulado fervor (que quienes me rodean han tenido a bien soportarme) he
acudido en poco espacio de tiempo a tres extraordinarios conciertos: en primer
lugar, la Pasión según San Juan en el Auditorio de Zaragoza. En segundo y
tercer lugar, en ese templo incomparable que es el Palau de la música catalana,
la Pasión según San Mateo coronando ayer mismo el triplete y también en el
Palau con la Misa en Si menor.
Me
cuesta expresar todo el caudal de sensaciones y vivencias que me proporciona y
me regala esta música (más allá de lo puramente estético, que es inmenso y
hasta infinito). Diría que es la perfecta unión, el ansiado ensamblaje entre la
belleza y la espiritualidad entendiendo esta última como se quiera o prefiera
entender. Soy de los que piensan que no deberíamos confundir (y se hace
demasiadas veces) espiritualidad con religiosidad.
Ayer,
durante la audición de la Misa en Si menor (en el escenario nada menos que John
Eliot Gardiner con sus Monteverdi Choir/ English Baroque Soloists), me
preguntaba qué puede haber más sublime que extasiarse ante la última sílaba
musicada del “sepultus est “ en el Credo, o la maravilla fraseada del “et
incarnatus ” o la sutileza del “Benedictus”, la fuerza esperanzadora del
”Resurrexit” o la sensación de sosiego como broche final en un “Dona nobis
pacem“ que Gardiner supo, como colofón dirigir magistralmente.
Nietzsche dijo que sin la música la vida sería un error, una fatiga, un exilio. Creo que se acercaba mucho a la verdad. Me atrevo a añadir que con J S Bach la vida adquiere mucho más sentido.
Ramón Sabaté Ibarz
35- HACER MÚSICA O PRACTICAR GIMNASIA
La genial mezzosprano Cecilia Bartoli en uno de los capítulos del libro titulado “Divos” escrito por el periodista y crítico musical Jesús Ruiz Mantilla dice de modo categórico que “si cantas sólo con técnica pero sin corazón, no haces música, haces gimnasia”.
Y esa es la cuestión. Cantar con corazón, con entusiasmo, con sentimiento, con emoción. Todo un reto. Y no es fácil.
Es bastante frecuente encontrar cantantes de una técnica elevadísima, con afinación perfecta, con habilidades de dificultad extrema. Y no les falta el aplauso merecido. Sin embargo acaban sus interpretaciones sin llegar a transmitir la emoción necesaria y esperada. Ha faltado corazón. Son gimnastas de la voz. Y de ahí no pasan.
Sucede algo similar con el canto coral. Las interpretaciones en ocasiones, por muy cuidadas que estén desde el punto de vista estético y técnico, vienen acompañadas de un hieratismo musical que interpone una valla entre los intérpretes y los oyentes. Son, sí, coros gimnastas de la voz bien entrenados y preparados y hasta sacrificados. Pero les ha faltado corazón. No son ni portadores ni transmisores de emociones.
Entre otros variados aspectos es imprescindible entender bien el texto cantado y tratar de comprender su relación con la melodía. Y si a eso le añadimos un esfuerzo de atención, concentración e interpretación, miel sobre hojuelas.
Cecilia Bartoli lo sabe bien y es un buen ejemplo de simbiosis entre una depuradísima técnica y una pulsión emotiva en sus actuaciones que sobrecoge la sensibilidad de los oyentes. Ella no es una gimnasta de la voz, es una auténtica transmisora y traductora de las emociones que los compositores han pretendido poner ante los oyentes para su disfrute. Que de eso se trata.
Ramón Sabaté Ibarz
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar