Es difícil de creer, pero Lorenzo, uno de los tenores más veteranos y carismáticos,... nos ha dejado. Fue una persona buena, generosa, inquieta, reivindicativa, amiga de la verdad, de la justicia, de la solidaridad, de la libertad... Amigo de la naturaleza, de la belleza, del arte, de la Música... y de la Vida.
Nunca le olvidaremos. El recuerdo de su sencillez, su amor por la Música y su sentido del humor acompañarán siempre a todos los que tuvimos la suerte de conocerle y de compartir con él la magia del canto coral. Seguirá siempre presente en el corazón de los vexilleros gracias a su familia y a la música que hemos compartido durante tantos años, y tantos ensayos.
Descanse en Paz, nuestro querido Lorenzo
A LORENZO. IN MEMORIAM
por Ramón Sabaté, Presidente Honorífico
Partiste, Lorenzo, amigo. Pusiste rumbo por desconocidas sendas hacia paisajes inexplorados. Acabaste los ensayos. Has penetrado en el inmenso espacio sideral para formar parte de la indescriptible sinfonía del universo planetario. Un inmenso Coro te acoge y te abraza. Te has incorporado a la eterna actuación. Has llevado contigo con orgullo las hermosas partituras que te ha correspondido interpretar y que has querido compartir con todos nosotros: familia, amigos, compromiso sindical y político, tu labor de magisterio, tu alegría, tus pesares y dificultades, tu disponibilidad, tu servicio a los demás, tus ilusiones viajeras y hasta tus proyectos, tu pulsión y esperanza republicana.
Me vas a permitir que eche mano de los recuerdos que siempre serán permanentes: yo, insensato de mí, me había atrevido a hacerme cargo de la batuta de nuestro Vexilla Regis. Tú estabas cumpliendo fielmente entre la cuerda de los tenores. Y te veía cómo con calculado disimulo llevabas el compás para sentirte más seguro en tu intervención. Nunca lo interpreté como inseguridad. Eran tus ganas de ayudar, de hacer bien las cosas, de contribuir al bienestar del grupo.
Otras veces eran tus intervenciones desconcertantes llenas de tu temple y astucia aragonesa (no sé si llamarla socarronería) que eran siempre el inicio de una sonrisa amigable y abierta. Tanto como cuando me obligabas a pronunciarme a favor de Tarragona o Reus (¿recuerdas la anécdota del caballo de la estatua ecuestre del general Prim que tanto te gustaba recordar?). Y así, una y mil veces cuando en los últimos años cada viernes regresábamos juntos en el autobús a casa después del ensayo y posterior bocadillo, trayecto trufado siempre de sabrosas (y casi siempre divertidas) conversaciones. Sabías combinar bien la sencillez con la profundidad. En eso también eras maestro.
Jamás, jamás olvidaremos Marisa y yo tus muchos ratos de compañía en el Hospital Clínico en aquella primavera del 2014 cuando con otros amigos y amigas nos hicisteis sentir el valor de la vida y de la amistad y nos devolvisteis ilusiones que estuvieron a punto de desaparecer.
Nos han quedado tantos ensayos por compartir, tantas conversaciones por hilvanar, tantas risas por componer, tantas partituras por estudiar… La noticia de tu partida ha sido como un zarpazo inmisericorde que ha dejado una profunda herida en el alma. Nos han quedado tantas sonrisas por compartir, compañero del alma, compañero…
Aquí quedamos tus vexilleros y vexilleras. Haremos vivo permanentemente tu recuerdo. No lo guardaremos en ningún baúl. No lo archivaremos en ninguna carpeta. El olvido no entra en nuestro vocabulario. En cada una de las notas, en cada uno de los compases, en cada uno de nuestros encuentros que reemprenderemos por mucho que se empeñe en lo contrario el maldito virus, en cado uno de nuestros pentagramas corales irá prendido tu nombre para siempre. Siempre en nuestro corazón, Lorenzo.
